Ecuador: ¿potencia mundial en superalimentos?

María del Pilar Mora Zamora – Managing Director, Quality and R&D, ALIMENTARTE S.A. 

Hoy por hoy, todo el mundo habla de los superalimentos, sus características, sus beneficios y, sobre todo, su posición en el mercado de la alimentación. La difusión de su conocimiento en la actualidad, y gracias a la globalización, se ha incorporado significativamente en la mente de los consumidores y fabricantes de alimentos. El contexto de pandemia y pospandemia causada por el COVID-19 está provocando grandes cambios en los hábitos de alimentación y los consumidores han empezado a buscar alternativas naturales, haciendo realidad la frase de Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”, escrita hace más de veinte y cinco siglos; hoy por hoy, esta máxima está más presente que nunca en el diario vivir de la humanidad. 

Según Harvard “No existe una definición de superalimento con base científica o regulada, pero, en general, un alimento es promovido a la categoría de superalimento cuando ofrece altos niveles de nutrientes deseables, está vinculado a la prevención de una enfermedad, o se cree que ofrece varios beneficios simultáneos para la salud más allá de su valor nutricional” 1

Las aplicaciones de los superalimentos son variadas y recuperan saberes ancestrales en países como el Ecuador, en el que la alimentación de sus antepasados procuraba una salud óptima, y su uso frecuente en la medicina natural se manifestaba en las tradiciones orales, pasadas de generación en generación. Como ejemplo tenemos al lupino andino (Lupinus mutabilis s.), conocido en nuestro país como “chocho”, que fue usado desde tiempos ancestrales para la mejora de cultivos, pues la aplicación del agua resultante del desamargado (desalcaloidización) de la semilla combatía las plagas. Adicionalmente, el fruto contiene un 50 % de proteína y altas cantidades de fibra, hierro y calcio naturales.  

¿Dónde se originó el término superalimento?  

El primer ejemplo registrado puede haber tenido lugar a principios del siglo XX, en torno a la Primera Guerra Mundial, como parte de una estrategia de marketing alimentario. En 1917, la United Fruit Company lanzó una entusiasta campaña publicitaria para promocionar su principal importación de plátanos; publicó folletos informativos como “Puntos sobre el plátano” y “El valor alimentario del plátano”; inicialmente, la empresa había anunciado la practicidad de los plátanos en la dieta diaria por estar disponibles en todas partes y por ser baratos, nutritivos, fáciles de digerir, buenos cuando se cocinan y cuando no se cocinan, además de estar sellados por la naturaleza en un paquete a prueba de gérmenes 2

El mercado mundial de alimentos tiene un público consumidor cada vez más exigente en cuanto a los beneficios y atributos que los productos puedan ofrecer, por lo que se han desarrollado nuevas alternativas de alimentos saludables y nutricionales producidos bajo criterios de integridad, inocuidad y sostenibilidad 3

Lo anterior, sumado al redescubrimiento de los alimentos ancestrales y sus aplicaciones alimentarias, ha provocado el resurgimiento de productos como: quinua, chocho, jícama, sacha inchi, uvilla, macambo, y otros cultivos andinos de gran importancia por su contenido nutritivo, propiedades antioxidantes, ácidos grasos esenciales y proteína de alta calidad.  

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sostiene que la seguridad alimentaria existe cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana 4. De este modo, los superalimentos —recalcando que una gran parte de ellos proviene de América Latina— constituyen una fuente esencial para la seguridad alimentaria mundial, considerando el auge de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y su relevancia para la supervivencia del ser humano con recursos alimenticios limitados. Cabe mencionar que la fuerte desconexión del ser humano con la tierra ha minimizado la concientización sobre la importancia de las fuentes de alimentos para las generaciones venideras, su cultivo, cuidado y valor como generadoras de seguridad alimentaria y producción de superalimentos a nivel mundial. 

Ciertamente, la industria alimentaria puede comercializar un producto como superalimento, lo que aumentaría sus ventas, siendo responsabilidad del fabricante poder demostrar científicamente las propiedades de un producto para clasificarlo como superalimento. En 2020, este mercado registró, a nivel mundial, más de 152 billones de dólares Según 5 , en 2015 se produjo un aumento del 366% en el número de alimentos y bebidas lanzados al mercado como “superalimento”, “superfruta” o “supergrano”; estos estudios permiten al consumidor realizar una elección informada de los alimentos que necesita, desea y que constituyen una alternativa que promueva un estilo de vida saludable.”; estos estudios permiten al consumidor realizar una elección informada de los alimentos que necesita, desea y que constituyen una alternativa que promueva un estilo de vida saludable. 

Volver a nuestras raíces, rescatar alimentos de alto valor nutritivo y comunicar adecuadamente sus propiedades es fundamental para realizar un trabajo ético sobre sus aplicaciones y la consecuente divulgación a nivel nacional e internacional. El reconocimiento de los superalimentos y la conexión científica con sus aplicaciones tradicionales permitirán el desarrollo de alternativas aterrizadas a la realidad de los consumidores actuales y su fidelización. 

Ecuador es un país altamente agroindustrial; no obstante, su potencial para la producción de superalimentos está apenas manifestándose y aún restringido a convertirse en materia prima (raw material) de nuevos productos para el mercado internacional. Por ello, para la investigación y desarrollo de sus componentes bioactivos es imprescindible el aporte científico a través de la recolección de data real in situ; esto permitirá la sinergia necesaria con la industria para su comercialización, aplicaciones industriales y creación de soluciones innovadoras. Este es el camino para que aquellos alimentos ancestrales se posicionen en la mente del consumidor nacional e internacional y sean parte de la solución hacia la seguridad alimentaria que buscamos, brindando al mundo aplicaciones prácticas, cotidianas y sostenibles para una vida sana. La conservación de los suelos, de la mano de certificaciones internacionales como Orgánica, Rainforest Alliance, Fairtrade y buenas prácticas agrícolas, entre otras, dan soporte a esta premisa. Esta hoja de ruta plantea una fórmula exitosa para que Ecuador se convierta en potencia mundial en superalimentos. 

1 School of Public Health Harvard, «Superfoods or Superhype?» 
2 United Fruit Company, Food value of the banana; opinion of leading medical and scientific authorities.
3 Añazco, Vásquez, y Illescas, «Los superalimentos como tendencia del mercado: Un análisis de las oportunidades para las empresas exportadoras».
4 Food and Agriculture Organization for the United Nations (FAO), «Declaración de Roma sobre la seguridad alimentaria mundial y plan de acción de la cumbre mundial de la alimentación.» 
5 Shahbandeh, «• Superfoods market value worldwide 2020-2026 | Statista».   

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