La importancia de adoptar una movilidad sostenible para mitigar el cambio climático y mejorar la calidad de vida.

Adrián Ortega Calle – Asesor Técnico de Movilidad Sostenible
Movilidad Verde en Ciudades
Cooperación Alemana – GIZ
En los últimos años, hemos enfrentado eventos que han transformado nuestras vidas. Hay un desafío constante y creciente que exige nuestra atención: el cambio climático. Este fenómeno global afecta a todas las naciones, pero algunos países, incluido el nuestro, son especialmente vulnerables a sus impactos. La crisis energética que enfrentamos es un claro reflejo de esta realidad.
Entre los sectores que más contribuyen al cambio climático, el transporte ocupa un lugar destacado. La manera en que nos desplazamos dentro de nuestras ciudades tiene un impacto significativo en la generación de emisiones contaminantes. Adoptar soluciones de movilidad sostenible no solo es esencial para mitigar los efectos del cambio climático, sino que también representa una oportunidad para abordar problemas ambientales, sociales y económicos. Este enfoque, aparte de ayudar a reducir emisiones, también contribuye directamente a mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, construyendo un futuro más equitativo, resiliente y sostenible para las ciudades del Ecuador.
El cambio climático está afectando a nuestro planeta y a todo ser que habita en él. Los últimos acontecimientos locales como la crisis energética, incendios con pérdidas incalculables de flora y fauna y sequías e inundaciones, son el reflejo de climas extremos.
El rol de las ciudades, sus instituciones y ciudadanos es fundamental para mitigar el cambio climático e incrementar nuestra adaptación a los profundos cambios que se avecinan, preparando a la población. ¿Por qué este contexto? En Ecuador, estamos atravesando una de las peores crisis energéticas de la historia; esta es una oportunidad para reflexionar y replantearnos como sociedad ecuatoriana.
Una reflexión obligada es la movilidad. Podemos decir que las ciudades, sus organizaciones y habitantes se movilizan de manera contaminante, ya que la tecnología se basa en el uso de combustibles fósiles. Es así que el sector del transporte es el principal aportador de gases de efecto invernadero y representa alrededor del 50% del total de emisiones. Es tal esta tendencia de los últimos años, que el incremento del parque automotor es mayor al de la población.
En un lenguaje sencillo podemos decir que la movilidad sostenible se refiere al desarrollo de sistemas de transporte accesibles, inclusivos, eficientes y de bajas emisiones, que mejoran la calidad de vida de los ciudadanos y protegen al clima. El movernos en bicicleta, caminar y usar el transporte público es movilidad sostenible. Los medios de transporte cero emisiones, como la movilidad eléctrica, por ejemplo, también son sostenibles.
Debemos reflexionar y entender que adoptar una movilidad sostenible es aportar con una solución a las crisis que estamos afrontando. Es importante el rol de la movilidad sostenible para reducir el impacto del cambio climático, pero también hay otros múltiples beneficios que puede generar en una ciudad.
Vivimos en ciudades inequitativas y el transporte puede profundizar estas brechas. A un niño de estrato económico bajo le cuesta más tiempo y dinero llegar a su escuela comparado con un niño de estratos altos. Y seguramente, su desplazamiento representa más riesgo de sufrir un siniestro de tránsito o ser víctima de un crimen comparado al segundo.
En Ecuador, de acuerdo con estadísticas del INEC analizadas por el investigador Daniel Orellana, las personas entre los 15 y 40 años tienen mayor probabilidad de morir en un siniestro de tránsito que por cualquier otra causa, lo que posiciona al transporte como una de las principales causas de muertes prematuras y lesiones, en el país, y ubica al Ecuador como el país con mayor tasa de muertes en las vías per cápita de la región (Primicias, 2024).
Entre los beneficios de la movilidad sostenible se podrían contar en este breve artículo algunos de ellos: mejora de la salud de la población cuando se usa la bicicleta, mejora de la calidad del aire, más tiempo para otras actividades o el abandonar de una buena vez nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
El Ecuador cuenta en la actualidad con la Política Nacional de Movilidad Urbana Sostenible (PNMUS); esta dicta las acciones para planificar, financiar y poner en práctica proyectos sostenibles para satisfacer las necesidades de personas y organizaciones en las ciudades del Ecuador. Ahora es importante ponerla en práctica.
La crisis energética que afrontamos es la oportunidad para debatir el rol que la movilidad sostenible tiene por sus múltiples beneficios. Si bien parecería contradictorio hablar de movilidad eléctrica frente a la falta de energía, visionar ciudades en las que la movilidad eléctrica sea parte importante genera la apropiada planificación entre ministerios y sectores para asegurar la disponibilidad energética de fuentes limpias y diversificadas para cubrir esas necesidades futuras. Así, por ejemplo, es posible generar un estímulo para que no volvamos a vivir una crisis energética parecida. Adoptar una movilidad sostenible es responsabilidad de todas y todos: municipios, academia, sector privado y sociedad civil.